La Revolución Industrial fue posible gracias a una serie de inventos y adelantos técnicos que permitieron aumentar enormemente el rendimiento del trabajo humano. El más importante de todos fue la máquina de vapor que, con el tiempo, se convirtió en el símbolo de la primera Revolución Industrial.
El efecto mecánico de la fuerza de expansión del vapor se conocía desde hacía mucho tiempo, pero no se había conseguido su aplicación práctica. El primer intento serio lo realizó el francés Denis Papin en 1.680, al construir su célebre marmita, un recipiente de acero con tapadera hermética que permitía mantener el agua en estado líquido a muy elevada temperatura, creando así una fuerte presión.
Años más tarde, entre 1.707 y 1.717, el mecánico ingles Tomás Newcomen construyó la primera máquina de vapor de aplicación práctica. En ella se utilizaba la presión atmosférica para empujar un émbolo que se encontraba en el interior del cilindro. De esta forma se generaba un movimiento de balancín que hacía subir y bajar el pistón de una bomba.
En 1.767, James Watt (1.736-1.819) fue llamado por la Universidad de Glasgow para construir un modelo de la máquina de Newcomen destinado a demostraciones. Entregando a su tarea, introdujo varias mejoras, qué básicamente consistieron en cerrar el émbolo por ambos lados, obligando al vapor a empujarlo en ambas direcciones. Así se conseguían fuerzas mucho mayores y la potencia de la máquina se cuadruplicaba. Después de registrar su patente (1.769), y convencido de las posibilidades de la fuerza del vapor como fuerza motriz, se dedicó a perfeccionar su máquina, añadiéndole un brazo articulado que transformaba el simple movimiento de palanca en un movimiento giratorio.
Al principio, la máquina de vapor de Watt se empleó casi exclusivamente en las máquinas de vapor de Watt se empleó casi exclusivamente en las minas de carbón, donde se usó para achicar el agua de las galerías inundadas, pero después se adaptó también para las industrias textil y metalúrgica.
En 1.807, Robert Stephenson aplicó la máquina de vapor a la navegación y, en 1.814 Robert Stephenson construyó la primera locomotora a vapor, hechos que aseguraban el futuro de la máquina de Watt.
En1.800, la sociedad Boulton- Watt había construido e instalado más de 500 máquinas; en 1.847, solo en Francia existían más de 5.000. No es pues extraño que el siglo XIX se conozca como “el siglo del vapor”.
Educación Secundaria. HISTORIA. (Ciencias Sociales).